Jerónimo de Mascarenhas, Vida de D. Juana Princesa de Portugal, Vol. XVIII, pp. 281-325.

VIDA DE DOÑA JUANA

PRINCESA DE PORTUGAL

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No pudo encobrir el dolor, que en el piadoso coraçón llevava, y vinieron a atender la causa los palaciegos. Fué grande la murmuración que se levantó entre todos con tal resolución, y entre las criadas de la Princesa fué la turbación mayor. No havia entre ellas reposo ni descanso considerando el propio desamparo y la pérdida común deI Reyno. Crecia en todos el dolor, y este no era menor en la Princesa considerando el desamparo de unas a quien havia criado, y de otras con quien se havia criado, que a todas tenía igual amor. Armada contra esta astucia diabólica de las armas de la fortaleza y amor divino, y guarnecida de la gracia de Dios (de que se allava alumbrada) quando menos lo pensavan todas rompió animosa por las dificultades. Salió de su palacio secretamente una noche y metiose en el convento de Odivelas donde, de la Abbadeça y monjas fué gustosamente recivida.

Quando aI otro día se divulgó la ausencia de la Princesa y se supo su entrada en el convento no es decible el dolor y sentimiento, que causó en todos. Cerraron las puertas y ventanas de su palacio y no se oya en él más que gemidos y lamentos entre sus criadas. Cada cual llorava su desamparo, y la alegria de que estavan llenos los aposentos con su presencia se havia trocado en lágrimas. Salió la voz a la ciudad y toda se llenó de tristeza, porque grandes y pequenos juzgavan esta la mayor pérdida que podia venir aI Reyno. Tales esperanças fundavan en la Princesa.

Entró luego en el convento Doña Felipa su tía para acompañarla, quien assistía continuamente con ella, y platicavan muy de ordinario en cosas espirituales. Mandó la Princesa que ninguna de sus criadas fuesse porque la perturbavan, resolución que causó en todas nuevo dolor. Solas dos, ambas ancianas (y una dellas la ama que la havia criado) estavan dentro, y otras tres criadas de menor porte, que consentía la sirviessen mientras no era religiosa. El Rey y el principe la visitaron a menudo en el espacio de dos meses que estuvo en Odivelas. Persuadianla a que no tomasse vida religiosa. Representavan quan difficultoso era passar del siglo a la Religión, deI mandar aI servir, de la cama blanda al lecho duro, de la seda aI sayal y de la libertad a la sujeción. El gran caudal de un rio crece a los mayores estorvos. Esto mismo passava en los affectos de la Princesa. Entendía que sus deseos eran de Dios (que tan encendidos brios en una mujer delicada no podían ser de otra fuerça que deI Todo poderoso, que save valerse de débiles y flacos instrumentos para confundir lo fuerte) y resistia firme a todas las razones con que pretendían mudarIa. Mas porque no creciesse el ímpetu de las persuasiones, procuró meter tierra en medio, y alexarse de la Corte por evitar semejantes pláticas. / 303 / Pidió aI Rey su Padre tuviesse por ben mudarIa de aquel Monasterio para otro en que libre de los estruendos deI siglo pudiesse servir a Dios con más quietud. Vino el Rey bien en ello despues que no pudo moverla con sus raçones. Eligió el convento de Santa Clara de Coimbra, seminario de virtud y noblesa y acomodado para visitarla muchas veces. No quiso la Princesa replicar a esta resolución, viendo que con esta jornada se acercava mas a Aveiro (que era el paradero de sus deseos) y que por este camino sino se vencían se facilitavan las difficultades. Escribió luego a la Madre Beatriz Leitam avisándola de su viage, de los intentos que llevava y pidiéndola hiciesse encomendar mucho a Dios ayudasse sus intentos. Fué recivida esta nueva con increyble alegria assi de la venerable Madre como de todas las religiosas, que dieron infinitas gracias a Dios (no sin lágrimas) por aqueIla dicha. Encargó luego la devota Prelada a sus subditas muchas oraciones, vigílias y penitencias, en que continuaron incessantemente asta que vieron cumplidos sus deseos.

Partió la princesa acompañada de su padre y hermano para Coimbra en el mes de Julio de 1472. Fué tambien en su compañia uma monja deI convento de Odivelas llamada Doña Mencia de Alvarenga, a quien la princesa se havia afficionado por sus muchas virtudes. Su tia Doña Felipa (como la havia criado despues que murió la Reyna su hermana) jamas se apartava della, si bien ignorava aora sus intentos. Hacian las jornadas cortas por los calores, que eran excesivos; mas a la constancia de la princesa eran alivio semejantes penas. Una jornada antes de Ilegar a Coimbra (valiéndose primero de su acostumbrado refugio de la oración, y encomendándose aI glorioso Padre San Agustin, de quien era devota, y a quien havia tomado por amparo en esta sancta empresa) se dispuso a pedir licencia a su Padre para ver el convento de Jesús de Aveiro. Díxole que de sus virtudes y observancia religiosa havia oydo tantas alabanças, que deseava verle, estar en él algunos dias, y passar despues adonde ordenase. Vino el Rey en lo que la Princesa le pedia, no sin receIos de que intentava quedarse de assiento en aquel vergel ameno de virtudes. El principe, Doña Felipa y los principales señores que alli se allavan trabajaron lo possible por estorvarlo. Pareciales el lugar pequeño (eralo entonçes y aora de los mas populosos de Hespaña) el convento humilde, pobre de edificios no solo para ser religiosa mas para detenerse en él un dia. Su Religión y observancia granjeava el común aplauso, mas no les parecia con todo eso conveniente que la Princesa fuesse a un lugar que mejor podria Ilamarse destierro. La invencible esposa de Christo (siguiendo su exemplo pues siendo Rey eterno de la Gloria / 304 / escogió para su nacimiento el humilde lugar de Belem y en el un pobre pesebre entre brutos animales) no mudó de intento a vista de tantos estorvos. Alegravase de que todas las raçones con que pretendían convencerla se conformavan con la humildad que buscava, y assi ordenó se hiciesse la jornada a Aveiro donde llegaron a treinta deI mes de Julio.

Allavase ya en el Puerto seguro de su descanço, libre de las furiosas oIas que procuravan derribar su deseado propósito. Quiso pues detenerse cinco dias en la villa (ya todos se allavan desenganados de sus intentos) para con menos molestia deI convento ordenar sus cosas y disponer de su hacienda, y criadas, antes que emprendiesse el camino de la Religión. Entró finalmente la Princesa en el Monasterio de Jesús de Aveyro en 4 de Agosto deI mismo ano de 1472, acompañada de su padre, de su hermano, de su tía y de Doña Mencia de Alvarenga.

Esperavanla a la puerta la venerable Priora Beatriz Leitao, la Madre Maria de Atayde y otras ancianas, con muchas lágrimas de alegría espiritual mezclada con temor de Dios por ver una tan grande obra suya no vista, ni oyda en aquellos tiempos. Las demas religiosas estavan en el choro recogidas en oración repitiendo alabanças a Dios por tan señalada merced. Entró una mañana despues de haver oydo Missa en la capilla da Jesús, víspera de Nuestra Señora de Nieves, y dia deI glorioso Patriarcha Santo Domingo. Desde este día no se vió más sobre el convento el cometa que desde el mes de Março no faltó dia alguno. Con esto se manifestó ser de Dios esta obra e voluntad suya que sirviesse aqueI instrumento de eterno testimonio de las virtudes y exemplo con que la Princesa havia de alumbrar el mundo.

Teniala dispuesto la Priora un aposento, si bien humilde, el mejor que tenía la casa. En él assistió algún tiempo asta que se la acomodó otro mejor, en que puso tambien su oratorio, y abrió una tribuna a la iglesia por oyr missa con más comodidad y menos embaraço. Desde aqui oya tambien las horas, quando no tenía disposición para assistir en el choro con las Religiosas. Ajustado todo lo que pareció conveniente, se despidieron de la Princesa los que la acompañaron con notable ternura. Excedió a todos en esta demostración el Rey Don Alonso su padre que sentia gravemente haver de apartarse de una hija a quien tanto queria y estimava. Mas como cathólico y temeroso de Dios, se conformava con su divina voluntad, encubriendo quanto le era possible el dolor. El Príncipe llevava mas agriamente la resolución de su hermano, reclamando y haciendo protestas sobre su entrada en el convento. Asseguraba no consentiria nunca que ella siguiesse tal vida, ni estuviesse en tal lugar; mas la constante / 305 / virgen procurava sossegarle con palabras blandas y discretas.

Despidiose de todos con muchas lágrimas, quedando quieta y pacífica en el espírito y dando infinitas alabanças a Dios de ver que en esta parte havia cumplido sus fervorosos deseos. Quedó con lá Princesa Dona Mencia de Alvarenga y assistió en este convento algunos anos con licencia del Pontífice y permission de sus Prelados. Despues volvio a su convento de Odivelas donde despues de ser Abbadesa murió sanctamente.

En una casa junto aI Monasterio quedó Dona Felipa por assistir más de cerca a su sobrina, a quien estimava sobre todas las cosas deI mundo, y assi no sufrió apartarse della. Iva todos los dias a Missa a la iglesia deI convento; despues se entrava en él, llevando siempre en su compañia a la ama de la Princesa, y a la otra antigua secretaria de su pecho y sus virtudes, que ni una ni otra se apartó de la Princesa asta la muerte. Assistia con ella todo el día y a la noche bolvia a su casa, en que conservava el aparato devido a su Real Sangre.

Desocupada ya y suelta de los embaraçosos cuydados de Palacio, gozava en el sossiego deI monasterio el verdadero fruto de la vida y de la virtud. Vivia en el cuerpo, como sin él, y ensayábalo con ásperas penitencias para la muerte. Aqui desterrada deI mundo y hecha ya cortesana deI cielo, domaria las pasiones deI cuerpo, para que libre de sus prisiones el alma, volasse con encendidos affectos aI sumo bien. Vivía solamente a Dios en temor sancto y amor de sus excelencias; en aborrecimiento deI mundo y menosprecio de sus grandezas; en olvido de la tierra, memorias deI cielo y exercicios de todas las virtudes.

Que admirable se nos muestra Dios en sus sanctos!: De la fraxilidad y miseria de nuestra naturaleza los escoge y levanta para regalos y favores deI Cielo. Junta en cuerpos delicados la niñez con la prudencia; la nobleza con la humildad; el consuelo con la mortificación; la pobreza con el contento; la desnudez con las riquezas. De las asperezas saca suavidad; de las hieles dulçura; de los males, bienes, y de los extremos, que parecen contrarios, maravillosas consonancias para nuestro bien.

Puesta ya esta nueva planta en la corriented de las aguas deI jardin de la Religión, comenzó su carrera con tal velocidad, que ponia espanto. Más se juzgava acabarIa felizmente que dar principio a una vida recogida y sancta. Poco le parecia quanto hacia por Dios, tan poderoso era el amor, que la llevava. Cobró gran amor a la Priora y religiosas, alegrándose cada vez más de verse en su compañía. Todas la servian con gosto en lo que podian y todas se consolavan / 306 / con su presencia. No mudó por entonces los vestidos y tocados, si bien eran muy conformes a su rara honestidad. Advertia en el modo de las religiosas, tomando plática de las cosas deI convento sin descubrir el propósito de mudarse a su estado. Assistia con ellas en el choro, sentándose siempre en las sillas de las novicias, lugar que no mudó en toda su vida.

Iva muchas veces a Aveiro el Principe a visitarla y consolarse con ella porque la amava de coração. Procurava divertirIa deI camino de la Religión, assegurándola que ni él ni el Reyno consentirian en semejante resolución. Respondia ella unas veces con sagacidad y prudencia; otras callava encomendándose a Dios y pidiéndole pusesse término a sus deseos. Passó assi algún tiempo continuando su sancta vida con gran recogimiento y gasto espiritual, y haciendo firme propósito de no salir más de aquel pobre y humilde monasterio. EI mayor indício de ser divino el espíritu, que vivia en su alma era aumentarse el deseo quando podia no executar Ia resolución, y estar más fervorosa la gracia quando devia allarse mas cobarde la naturaleza. Que Ia Princesa deseasse ser monja, quando no conocía monjas era sancto propósito (aunque sujeto a la variedad y mudança que trahen consigo los humanos acaecimientos) pero que haviendolas visto pobres, penitentes y austeras, perseverase afficionada el alma de lo que más podia recelar el cuerpo, es evidente señal de que aquella obra era de Dios. Con esta firme resolución ordeno con la venerable Priora que por no ocúpar las officinas (de que tanto necessitavan las religiosas) de sus propias rentas se comprasse una huerta que estava junto aI dormitorio. Era necessaria asi para desaogo de las religiosas como para labrar un humilde cuarto para su persona. Tenia otra comodidad este sitio para la Princesa, que estava más cerca deI choro porque antes para ir a él passava por los corredores descubiertos, que en el invierno con los vientos frios le causaba notable trabajo. Executose lo que deseava, compróse la huerta y labrose Ia casa brevemente. Acavada se mudá a ella con Doña Mencia de Alvarenga, que siempre la hizo compañia en su selda mientras se detuvo en aquel convento.

Pareció a la Princesa ser ya tiempo de poner en execusión los sanctos deseos de ser religiosa, y assi determinó declararse con Ia Priora. Hízolo dandole cuenta de su última resolución, que era recivir su sancto havito y vivir a su obediencia como verdadera súbdita suya. Oyendo la devota Madre estas palabras de la Princesa, bañada en lágrimas y llena de incomparable alegria dió muchas gracias y alabanças a Dios por tan señalada merced. Pidiole luego que señalasse dia para la execución y fuesse servida de no recivir el havito / 307 / de sus indignas manos sino de las de fray Anton de Santa Maria su Prelado. No vino en esto aquella Real humildad, antes obligó a la Priora que se le diesse de su mano señalando el dia 25 de enero deI año 1475. Bien dexa considerarse el gusto con que todas las religiosas recivirian la nueva de tener tal hermana y compañera. Largos siglos les parecian las horas que esta se dilatava, más aI fin llegó el dia señalado. Vistiose para este acto ricamente y acavados los maytines deI glorioso Apóstol San Paulo (de quien era especial devota) fué llevada aI capitulo, donde la esperava toda la Comunidad, por la Maestra de Novicias, Isabel Luis, acompañada de Dona Mencia de Alvarenga. Caminava la Princesa con tal júbilo que ya parecía iva a gozar de las eternas bodas con su dulce esposo. Entró en él y postrose humildemente a los piés de la Priora, a quien escassamente daban permisión para hablar las lágrimas; mas como pudo inclinándose dixo: Señora, que es lo que quereis? Respondió ella con humildad: La misericordia de Dios y la vuestra. La misericordia de Dios y su gracia, prosiguió la Priora, siempre estuvo y estará en vuestra alma. Aora baxó sobre nosotras su divina misericordia, pues nos hace dignas de favor tan grande como que seais contenta de recivir el havito de Religión en esta humilde casa, y estar en nuestra compañia por su amor. No es necesario, Señora, hazeros preguntas, ni declararos las asperesas de nuestra sancta regIa, porque todas las sabeis ya y teneis experimentadas con obras. Por el amor de Dios despreciando todas las cosas deI mundo os disponeis a recivir el havito de nuestra Orden, assi aI mismo Señor suplico humildemente acabe lo que aora empeçais para que redunde en eternas alabanças suyas, y a vos os sirva de poseerle eternamente. Con esto se llegó la Princesa a la venerable Prelada de rodillas como estava y sueltos sus hermosos cabellos se los entregó liberalmente para que los cortasse. Hizolo con muchas lágrimas y con ellas prosiguieron tambien las religiosas las ceremonias de aquel acto. Desnudose y puso en el açafate por offerta las pocas alajas, que trahia. Eran una cruz de oro con el sancto leño, un Agnus Dei guarnecido deI con muchas relíquias. Trailas desde su niñez siempre consigo por ser muy aprovadas con milagros y haverIas heredado de la Reyna su madre. Tambien offertó una sortija con una esmeralda que nunca havia quitado de si por haversela dado Doña Felipa, su tia. Con esto recivio el havito con gran devoción, dando paz a las hermanas con mucha duIçura y gracia. Llevaronla en procesión aI choro, y postrada delante de su divino esposo le offreció digno servicio de alabança, y amor de si misma. Con esto se acabó el officio y la Princesa se quedó en el choro por muchas horas en oración, meditacion y lágrimas. Más antes que / 308 / escriva las perturbaciones que causó en el Reyno esta no esperada resolución, diré algo de la fortaleza y fervor con que dió principio a la començada empresa y la prosiguió.

Mejorada de estado, mejoró (si puede desirse) también de vida, aI contrario de los que pretenden como esentos de las leyes comunes llevar el oficio sin la obligación. Puesta en lugar más alto (por tal juzgava el de la Religión, y juzgava bien) comenzó a vivir en él con más receIo, y mayor recato de la cayda. Poso grillos a sus piés de más estrecha observancia para dar con más acierto los passos en el angosto camino de la vida, donde quien con más libertad anda, más peligro corre. Hizo fundamento deI nuevo edíficio la virtud que tiene por su cuenta lo más hondo y firme que es la humildad. Prosiguió en ella asta el profundo abatimiento de si misma, porque la fábrica despues no hiciesse vicio por falta desta firmeza: que en los cimientos la más pequeña quiebra, es ocasión de ruína a lo más alto. Seguía todos los actos de la Comunidad como las demás religiosas asistiendo a las horas deI choro de dia y de noche sentada en una silla de las novicias según su ancianidad. Las túnicas que vestia; las savanas en que se acostava eran de estameña y de lana sus vestidos, y en esta y en las demás cosas de su uso se tratava como la más penitente deI convento. Jamás quiso
comer sino en el refitorio, tomando solamente lo que bastava para sustentar la vida. Mandó la Priora que junto a la Princesa estuviesse para ministrarle la comida una religiosa llamada Clara de Sylva. Las que servian las mesas, la servian tambien sin ceremonia, ni differencia. En la tabla de los officios la ponian como las demas novicias, y con todos los que la encargavan cumplia con humildad y con gusto. Ninguna en aquella sancta compañia la igualaba en alçarse con lo mas baxo. Quien la viera no jusgara, que jamás se havia visto en otra cosa. Ensayaseles muy bien a los sanctos esto de humillarse, por su propio conocimiento, que los inclina a su desengaño. Era sumamente obediente a la Prelada y a su Maestra; y igualmente humilde con las otras religiosas. Trahia siempre en la boca (despues le mandó escrivir en la correa de su rueca) aquel consejo de Christo que todos deviamos traher delante de los ojos Discite a me, quia mihis sum
(1). Hilava y hacia labor con sus hermanas (assistiendo a esto las horas señaladas con profundo silencio). Salieron de sus manos corporales, palias y otras cosas necessarias al culto divino hechas con notable perfección. Aprendió a hazer silícios y disciplinas, que presentava a las religiosas.
 
/ 309 / [Vol. XVIII - N.º 72 - 1952]

Desde que tomó el havito no quiso firmarse Princesa, como antes hacia, asta que la Prelada la ordenó lo hiciesse, diciendo que lo que Dios la havia dado por hija de sus Padres, no lo havia perdido por esposa suya; antes se confirmava con mejor titulo.

Era increyble el gozo con que assistia a los más humildes trabaxos de la Comunidad, ayudando a barrer el claustro y dormitorio y a traer el pan y leña para el convento. Entonces por no haverse introducido aun la impropiedad de tener criadas las religiosas, estavan sujetas a todos los trabajos corporales. En las recreaciones era apacible con todas y assi como en los exercicios espirituales y en la oración era sobremanera recogida, quando se juntava con las religiosas en los entretenimientos se mostraba sumamente humana. No consentia se le hiciessen ceremonias de cortesia en obras y palabras, y en el hávito guardó sin dispensación las constituciones de Ia Orden. En el cabello lo que entonces se usava, que era por delante asta lIegar a las cejas, y por los lados asta cobrir las orejas. En todas las otras cosas se portava sin differencia de sus hermanas sirviendo de exemplo y edificación a todas.

Despues que entró en el convento no salió deI (y era permitido) asta el tiempo de la peste, que después diré. No abló más a persona alguna que no fuesse eclesiástica y assi no dava audiencia más que a los cardenales, Arzobispos, Obispos, Prelados y algunos religiosos de conocida virtud. Su conversación en tales ocasiones, toda era de Dios, y de cosas espirituales. Ocupávase mucho en visitar y acompañar las religiosas enfermas, curándolas y dándoles de comer por su mano. No podia ver alguna triste, antes procurava saber la causa, y remediarla con sus sanctos consejos. En conociendo que alguna no andava en paz con su conciencia con ayunos, penitencias y lágrimas, procurava alcançar de Dios su quietud (y lo conseguia) haziendo sacrificio de su propio cuerpo, por la salud agena. Si tenia noticia que algún seglar estava en pecado mortal, o embaraçado con tentaciones, procurava remediarle, applicando las mismas medicinas que applicara por su alma si la viera en semejante peligro. Es cierto que por este medio salieron muchos de pecado, dexaron sus vicios y las ocasiones de sus caydas, y abraçando la virtud, se reconciliaron con Dios. A muchos esclavos moros, que su padre le havia dado de los que cautivó en Africa(2), reduxo por sus oraciones y ardientes consejos / 310 / a nuestra Sancta fee catholica, haziendo que recibiessen el Sancto Bautismo. Si conocia ser su conversion verdadera, les dava libertad y casava, assistiendoles siempre con su favor y largos socorros. Parece la dava Dios Fuerças sobrenaturales, porque los infieles mismos nunca se cansavan de oyrla, quedando espantados de la viveza y claridad de sus razones, y deI espíritu con que las decia. Confessaban algunos no alIar en las palabras de otros la fuerça y la virtud que en las suyas, que penetrando asta lo intimo deI coraçón, le rendian con un imperio, y como violencia estraña a las Leyes de la Iglesia. Era grandemente áspera y rigorosa con las rebeldes y desobedientes a la Prelada; y igualmente blanda y apacible con las que cumplian enteramente con las obligaciones de la regIa. Decia mochas veces que havia de pedir a Dios que las penas que la huviesse de dar en el Purgatorio por sus muchos pecados se las diesse en este mundo para padecerIas entre sus hermanas. Procurava juntar buenos libros espirituales para entretener el tiempo y caminar con tales maestros en los exercicios de las virtudes. En los deI rezo era tan curiosa que sabiendo que en el convento de Bemfica, en el contorno de Lisboa, havia un breviario y un diurno manuscritos de excelente letra hizo los pagassen muy bien aI convento y se los remitiessen.

Jamás comia carne cumpliendo con los ayunos de la Iglesia y de su Orden, con tal puntualidad, que no admitia dispensacion alguna en esta parte. Confusión verdaderamente grande para los que por levissimos achaques (de ordinario imaginados o temidos) quebrantan el precepto de la Iglesia por el amor desordenado de la vida, que muchas veces se pierde tempranamente, en pena de lo poco que de Dios se fia. Esta es una memoria breve de las virtudes de la Princesa y de la sancta vida que empeçó viendose en el nuevo estado de la Religión. Proseguiré despues con las otras, que aora me llaman las turbaciones que a sus parientes y vassallos causó esta determinación.

AI otro dia de la recepción deI havito, se supo la nueva en la villa y llegó a su tia y criadas, que con resolucion tan poco esperada, perdieron casi el sentido de dolor(3). Cubrieronse de luto y de lagrimas, y no se oya en aquella casa, como en toda la villa, sino suspiros y lamentos. Esparciose luego por todo el Reyno, y causó general descontento en los vassallos ver que su Princesa jurada (en quien fundavan / 311 / sus esperanças a falta de la sucession deI Principe que no la tenía) tomasse una resolucion tan contraria aI bien commun. Juntaronse las cyudades, villas y pueblos principales y eligiendo sus procuradores, los remittieron a Aveiro a procurar impedir la resolución de la Princesa(4). Ablaron todos descompuestamente a la Priora affeando la osadia con que se dispuso a darle el havito y cortarle los cabelIos sin consentimiento deI Rey y de sus vassallos. Decian que pondrian fuego aI convento sino se la eotregavan, y otras palabras que producia el justo dolor en sus fieles pechos. La venerable Madre respondia con otras lleñas de dulçura y humildad, mas resistiendo siempre la entrega de la nueva religiosa. Su respeto obligó a los procuradores a contentarse con sacar instrumentos públicos, protestando; que a qualquier tiempo que la Princesa fuesse necessaria aI Reyno, para darle heredero, o governarle la sacarian libremente deI monasterio. Ella si bien se alIava firme en medio de la tempestad, no dexava de recelar alguna turbación en lo adelante por las ocasiones en que podia verse el Reyno. Doña Felipa, su tia, estuvo encerrada algunos dias sin visitarIa y passados algunos meses, sin despedirse della, se fué a Lisboa, y se entró en el convento de Odivelas de donde havia salido. Passó su enojo a vengança pues por contrariar en todo el gusto de la Princesa hizo que la Prelada de Odivelas mandasse recoger a su obedieneia a Doña Mencia de Alvarenga. Assi se executó, quedando la esposa de Christo, aunque en gran soledad por falta de su compañia, siempre mas firme y segura en sus sanctos propósitos.

Fueron mayores en el Principe las demostraciones de sentimiento y dolor con esta nueva. Cubierto de luto se arrojó a los piés de su Padre protestándole que no dexase lograr la resolucion de la Princesa; que sino tuviesse entendido que él por su propia authoridad iria a quitar el havito a su hermana. Que el intento con que la havian permitido irse a aquel convento havia sido no para que fuesse religiosa; mas porque estuviesse recogida, mientras no se disponia casarIa. Sin esperar otra resolucion partio a Aveiro acompañado de algunos señores y en particular de Don Garcia de Meneses, Obispo de Evora, que era el que mas contradecia que la Princesa fuesse religiosa. Entró en el convento / 312 / tan colérico(5), que saliendo a recibirle la Priora oyó una reprehension tan áspera y unas palabras tan descompuestas, que pudieran justamente turbar el animo de quien le tuviera menos empleado en las cosas divinas. Respondió postrada a los pies deI Príncipe con pocas y humildes palabras. Disculpó la accion con haber obedecido a la Princesa y añadio que estava promta la voluntad a padecer por Dios y por su gloria. Que trabajos envueltos en viva memona del Christo, y llevados por su amor le eran dulcissimos, y podian esforçar mayor flaqueza. No decia como Isac: aqui está el fuego y la leña; onde la victima deI holocausto? antes repetia en lo intimo deI coraçon: aqui está la victíma deI holocausto, onde la leña y el fuego?

Quando el Príncipe estava mas empeñado en descomponer con palabras a la humilde Prelada sale en su busca la Princesa, y con rostro alegre se puso en su presencia. Mirola él y viendola despojada de sus galas y vestida en havito religioso, demudada el rostro por las penilencias mudó en un instante el furor en ternura. Atonito y como fuera de si, sin poder enfrenar la corriente de sus ojos, la abrasó, y con palabras amorosas, la propuso el descontento con que dexava a su padre y el con que se alIava el Reyno todo haviendo sabido su determinacion. Persuadiala a no dexarlos tan solos, particularmente a él, que no tenia otra cosa en el mundo que mas estimasse; que se allava sin hermanos y sin hijos, y que todas sus esperanças tenia puestas en ella. A estas palabras añadia otras con que la assegurava de que el Rey y él no consentirian que passasse adelante su determinacion, porque assi lo pedia todo el Reyno, a cuyo bien comun era necessario attender primero, que aI suyo particular.

Escuchó attenta la Princesa las persuasiones deI hermano, y despues de haverle oydo, con gran humildad y confiança le respondio; que su coraçon estava puesto en Dios, a cuyas inspiraciones era fuerça obedecer sin attención a otros respetos humanos; que lo que con su gracia y ayuda havia començado procuraria llevarIo adellante; que pues su padre y él la havian dado licencia para recogerse en aquel monasterio, tuviessen por bien que fuesse religiosa en él; que esta era su última voluntad, y de que no la havian de apartar otras consideraciones y respetos deI Mundo. A estas añadió otras palabras de desengaño; de que el Príncipe se vio obligado / 313 / a dar cuenta aI Obispo de Evora, que tambien havia entrado con él. Este le persuadia a que hiciesse nuevas instancias con la Princesa para que dexasse el havito. Executolo assi, y tomandola por la mano la llevo a una varanda en presencia de la Priora y de otras quatro religiosas; y alli con mas vivas razones la persuadia a que dexasse el havito y cediesse de su opinion.

De palabra en palabra se enojó tanto el Principe, que llegó a decirla que con sus propias manos la romperia el havito sino desistia luego de su tema(6). Mas la verdadera esposa deI Rey de la gloria (cuya voluntad estava fundada en la firme piedra de Christo) oyendo las amenazas con paciencia no hizo mudança en su propósito. Respondio que estava con firme resolución de seguir el camino començado, y servir a su esposo en la Religión, de cuyo intento no la havia de apartar consideracion alguna. Finalmente despues de varios trances, que no enflaquecian, antes aumentavan su constancia, el Principe se dió por vencido, y mal contento se volvio a Lisboa. Dexó a su hermana no poco aflixida pareciendole se levantarian nuevos embaraços que estorbassen la obra començada. Aunque su coração y voluntad estavan fixos en Dios con encendidos deseos de perseverar en servirle, con todo como prudente rezelava los inconvenientes que podian recreser con el tiempo; mayormente no haviendo en el Reyno mas que un solo sucessor y esse sin hijos. Desta suerte lleva el Señor a los suyos por el desierto de la vida interior, ya animándolos con los consuelos, ya excitandolos con las fatigas. Con estas los humilla; con aquellos les socorre: con las penas obliga a que le busquen, e con los consuelos alienta a que le sigan.

No fueron pocas las tribulaciones con que Dios visitó a su querida esposa porque además de las referidas, repartio con ella liberalmente enfermedades, que la llegaron a lo último de la vida. Son estas quiebras de la naturaleza, estos forçosos tributos de la vida el caudal de los sanctos, con que han hecho empleos de grandes logros. Porque si las enfermedades y dolores se reciben con resignacion, y con paciencia, grangea una alma en poco tiempo mucho, y se aventaja en perfecion y merito. Gozavase la Princesa en las enfermedades, como el labrador en la cosecha, porque cogia frutos para el Cielo. Tenialas por ganancia para la vida eterna, y por arras de su desposorio con Jesu Christo; y de / 314 / aqui procedio que assi padecia como si gozara, y assi gozava como sino padeciera. Todo su bien tenia puesto en el cumplimiento de la divina voluntad y por eso nunca le parecia estar en mayor 9onança, que en la mayor tempestad de sus tribulaciones. Suffria los dolores con singular paciencia, y con igual alegria de espírito dava muchas gracias a Dios por aquellos trabajos. Juntaronse los mejores medicos deI Reyno porque los achaques y las enfermedades crecian, no obedeciendo los males a los remedios(7). Todos conformaron en que la Princesa tenia los higados y riñones dañados, y casi podridos(8); que la sangre estava corrompida; y que si continuasse más en vestir camisas y dormir en savanas destameña, en comer pescado, y proseguir en los ayunos y penitencias, perdería sin remedio la vida. Juzgavan bien porque el desconcierto de la sangre, y los muchos apostemas que le salian eran bastante indício de que la armonia interior andava desconcertada. Mas permitió Dios que (mediante muchas oraciones de grandes siervos suyos y los muchos remedios que se applícaron) mejorasse la Princesa de sus achaques, aunque nunca cobró salud entera. Quedó sumamente debilitada de las fuerças corporales mas del espírito más fuerte y vigorosa, porque despues de tan grandes males deseava trabajar y hazer más en el servicio de Dios. Decia con el Apostol: quando estoy enferma, entonces me siento más fuerte.

Passado el año de la approbacion (en que Dios la visito con tales enfermedades, que nunca podo recobrar la salud antigua) concordaron los médicos en que no convenia hiciesse profession. Del mismo parecer fueron sus Prelados, que siguieron de buena gana el Rey y el Principe. Amonestaronla todos no ser servicio de Dios proseguir en el camino de la Religion sujeta al rigor de la regIa pudiendo estar en el mismo convento, sirviendo a Dios como deseava sin obligarse a los rigores de la Religión. No pretendia la virtuosa Princesa desviarse en algo de la voluntad divina, antes como deseava alertar en esto, le pareció tomar consejo (como lo hizo) de muchas personas doctas, prudentes y de gran virtud. Principalmente le tomó de fray Anton de Sancta Maria, su Prelado, que por sus muchos años, virtudes y letras era venerado de todos. Llamole y confirió con él algunos dias esta materia; oyó las difficultades, y respondió a ellas; mas finalmente resolvia este religioso, y concordaron con él / 315 / todos que no professasse por allarse falta de fuerças para seguir el rigor de la Orden, y ser infalible que perdería la vida si quisiesse continuar la de la Religión. Recurrió a la venerable Madre Beatriz Leitam, por cuyo consejo encamiñava todas sus acciones, y allola deI mismo sentir, con que vió atajados todos los caminos de sus deseos. Mas considerando que por el de no professar, evitava otros mayores desconsuelos (quales serian que la obligassen a quebrantar lo que prometiesse en la profession) y que en el monasterio podia servir a Dios como deseava huvo de rendir la voluntad a los consejos.

Con esta resolucion se entró un dia en su oratorio, y despues de larga oracion y fervorosas lágrimas embio a llamar a la Priora. En su presencia dixo muchas palabras de dolor, protestando que dexava de seguir el camino de la Religion por muchos impedimentos que tenia para llevarle adelante, y por orden y consejo de sus prelados, y de muchas otras personas sanctas y de letras. Desnudose el sancto havito con mucha ternura y lagrimas; assegurando que en quanto pudiesse no saldria más deI monasterio, ni dexaria la virtuosa compañia de sus hermanas, pues en ella despues de Dios tenia cifrado todo su consuelo. Desnudado el havito besandole con suma reverencia, le puso la Princesa sobre el altar de su oratorio y cubriendose con una mantilla salio aI dormitorio y anduvo algunas horas por todo el convento sin él para mostrar que havia dexado el estado religioso(9). Bolvió luego a entrar en el oratorio tomó el havito y le vistio otra vez con intento de no dexarle jamas, y de mostrar que si havia salido de l'obligacion de ser religiosa, no queria dexar de parecerlo. De alli adellante, aunque no quedó obligada a las disposiciones de la regIa, se mostró siempre tan sujeta a los prelados de la Orden (y particularmente a la de aquella casa) como si fuera verdadera religiosa y huviesse hecho los votos solenes de la profession. No hizo mudança alguna de vida, antes el mismo camino que havia empeçado prosiguió con varonil espiritu asta el fin de la carrera; perseverando en todas las virtudes con gran zelo deI servicio de Dios, y de la salvación de las almas.

La virtud de la perseverancia corona la perfecion y es el reparo de nuestra instabilidad. Quien considerare cuan leves son las inclinaciones naturales con que vivimos, y los mas fuertes propositos que hacemos, hará la estimacion que / 316 / deve desta virtud. Que importa llegar a la cumbre de la perfeción christiana (siendo cada instante un despeñadero para el hombre) si la perseverancia no le da constancia en los medios y corona en el fin? Bien mostró la Princesa su generosa perseverancia, pues no estando sujeta a las obligaciones de la regIa, las observava como verdadera religiosa. Continuava en el choro a todas las horas dia y noche (quando su debil disposicion y otros embaraços la davan lugar) acompañando a las monjas con mucha humildad y siendoles espejo y exemplo de todas virtudes. Entre todas aI que más resplandecía en ella era la charidad y humildad, que estavan en su alma tan arraigadas, que nunca se apartaron della asta el fin de la vida. Visitava con gran cuydado a las enfermas tomando tiempo cierto todos los dias para assistir con ellas. No solo las daba consuelo y animo, más las servia con la dulçura en el trato, y con el alivio que havian menester sus affliciones. Procuravales la salud para el cuerpo y para el alma, que con la enfermedad viene a perficionarse la virtud. Fueron grandes sus ansias de verse por Dios hecha desprecio y oprobio de la tierra. Estas la desvelavan en buscar invenciones para su mayor humiliacion. No assi el ambicioso anhela por sus acresentamientos, como esta sierva de Dios procurava sus abatimientos, mortificacion y desestima, y olvidada totalmente de quien era, parece se perdia de vista a si misma.

En estas y otras virtudes, de que discurriré adelante perseverava el spiritu constante de la Princesa. Quando queriendo Dios poner termino a los trabajosos infortunios deI Rey Don Alonso, su padre, le llevó desta mortal a mejor vida(10). Principe fué sin duda adornado de virtudes heroycas, y en quien solo pudieron desear sus vassallos fortuna más constante. Murió catholicamente en la villa de Cintra (donde havia nacido) en 28 de Agosto dia deI glorioso Padre S. Agustin deI año de 1481. Dexó su bendicion a dos nietos hijos deI Principe. Uno legitimo de la Princesa Dona Isabel, que se llamó Don Alonso y fué Principe de Portugal que despues murió desastradamente en Santaren de la cayda de un cavallo, casado ya con Dona Isabel hija de los Reyes Catholicos, despues Reyna de Portugal. El outro Don Jorge fundador y tronco de la Real casa de Aveiro, que nacíó en los dias de la enfermedad de su abuelo. Llevaronle a su presencia rezien nacído, y no pudiendo quando le vió dezir / 317 / palabra alguna por la flaqueza con que estava, levantó la mano derecha y le echó la bendicion acompañada de lágrimas.

La parte de sentimiento que cupo a la Princesa de la muerte de su Padre, bien dexa colegirse deI amor reciproco que se tuvieron; si bien las demostraciones no fueron de las que el mundo gasta en tales sucessos. Todas las suyas fueron cuerdas, agenas de las vanidades deI siglo y fundadas solamente en encomendar muy de veras a Dios su alma.

Sucedia en el Reyno el Principe Don Juan segundo deste nombre entre nuestros reyes, aclamado con voz general el Principe perfecto, y merecedor de tal renombre por las virtudes, de que fué adornado. Luego que tomó possession de la corona pareciendole preciso por muchas causas que su hijo Don Jorge no se criasse en Palacio ni en la Corte; determinó enviarle a su hermana para que le tuviesse consigo en el convento. Encargó este cuydado a un religioso antiguo de la Orden de Santo Domingo, Provincial entonces de Portugal, que havia sido confessor deI Rey Don Alonso y aora lo era suyo. A este entregó aI hijo y dio carta para la Princesa su hermana, pidiendola quisiesse tomar a su cargo su criança, teniendole consigo en el monasterio, para lo qual haria traer luego bula deI Pontifice, y licencia deI Maestro general de la Orden. Acetó la comission la Princesa con grande gusto, y le crio con amor de madre. Como se ha dicho el ano de 1481, sabbado vispera de Sancta Clara y era de edad de tres meses quando entró en el convento. No entró otra persona con el más que la ama que le criava(11), natural de la misma villa y escogida por la Princesa para este effeto. Fuera tenia su mayordomo y otros criados que le assistian sirviendole con authoridad como a hijo de Rey que assi lo ordenava. Para que la Princesa pudiesse vivir con más comodidad y mas sosiego, como en tierra propia le envió su hermano una donación, en que le hizo merced de la villa de Aveiro con toda su jurisdición y rentas. Acetó esta merced la Princesa, no con deseo de tener cosa propia, mas por causa deI niño, que criava, y porque sus criados estuviessen en paz, que no se consigne facilmente en señorio ageno.

Fué causa la ida de Don Jorge a Aveiro de que considerasse la Princesa que este niño era enviado por Dios para su consuelo; porque siendo en algún tiempo solicitada por el Reyne para darle heredero, podria dar a este a quien tenia / 318 / por hijo, para que la dexassen. Con esta consideración se resolvió en hacer voto solemne de castidad. Dia de Santa Catalina virgen y mártir (con quien tenía singular devocion) despues de haver comulgado se fué sola aI choro(12). Allí despues de profunda oración, delante deI altar con muchas lágrimas, offreció a Dios el sacrificio más aceto y gracioso de limpieza deI alma y cuerpo. En presencia deI Sanctissimo Sacramento y de los choros angélicos hizo voto solemne a Dios de guardar castidad toda la vida. Hecho lo que desde su niñez mas havia deseado se quedó orando por largo espacio, pidiendo a Dias fuerças para cumplir lo que havia prometido.

Despues deste voto fueron mas rezios los combates contra la castidad de Ia Princesa, porque viendose su hermano en el trono real trató con mas veras de casarIa. Ayudava mucho a esta el ser continuamente importunado de otros Príncipes, que la pedian por esposa, proponiendo por sus embaxadores promessas y ruegos, y mesclando amenaças de quebrantar la amistad y hazer guerra aI Reyno. Era uno de los que mas insistia en esta pretension (sic) Rey de Romanos, primo hermano de la Princesa, hijo deI emperador Federico, y de la Emperatriz (sic) hermana de su padre(13). Pediala con no menores veras el Rey de Francia, y fuerón tan recios los combates deI hermano para effetuarlo, que llegaron a palabras descompuestas, y amenaças.

No quiso Dios que careciesse la Princesa deI merito que viene junto con las persecusiones, fructa ordinaria de los sanctos, o flores (por mejor desir) de que sale tanto fructo. Este es el crisol donde se apura la fineza deI oro, donde se apartan las escorias que se pagan deI trato y compañía de la tierra, consumiendo el fuego todo lo que no es el metal mas fino. Fué mucho lo que padeció por su constante resistencia. Desiala su hermano: que la sacaria deI convento, y no consentiria ablasse más con alguna monja del, que era traydora a su corona, pues no queria ayudar a conservar su estado, y la paz deI Reyno. / 319 /

Recurria en todas sus tribulaciooes a su ordinario refugio de la oración. Salió un dia de ella con grande confiança en Dios, como a quien havia sido revelada la respuesta que su hermano pedia por última resolucion: Dixole que si el Rey de Francia estuviesse vivo en aquel dia se ajustava de buena gana aI casamiento rindiendose a su voluntad(14). Quedó el Rey notablemente satisfecho de acabar una empresa tan dificil y dió por ello muchas gracias a la Princesa. Mas Dios habia tomado differente camino y comunicándolo con su Esposa. De aguei en ocho dias llegó nueva a Portugal de la muerte deI Rey de Francia con que se desvanecieron los intentos humanos, y prevaleció la determinación divina.

Otra difficultad mayor le restava por vencer, porque quieta la plática deI casamieoto de Francia por muerte de aquel Rey, se levantó otra nueva tempestad por parte de Inglaterra. En esta procuró el Rey Don Juan meter mayor caudal como plática mas conbeniente a la quietud deI Reyno. Huvo los años antecedentes crueles guerras entre Portugal y Inglaterra, que duraron mientras duró la vida a (sic) Sucedió despues en aquella corona (sic) (que tanta sangre tenia de Portugal) (15) y llegando a su noticia la virtud, y hermosura de la Princesa embió por sus Embaxadores a pedirla por esposa aI Rey Don Juan. Offreciale paz perpetua y ser compañero en las armas, y otras promessas de grandes conveniencias a la corona Portugueza. Pareció (como he dicho) aI Rey meter mayor caudal en esta pretensión con la Princesa. Embiole orden de que se fuesse a ver con él a Alcobaça donde la aguardava con Dona Felipa su tia para tratar un negocio de mucha importancia aI Reyno(16). Allavase ella entonces en la cyudad deI Porto donde havia ido huyendo de la peste que cundia con gran vehemencia por el / 320 / Reyno, y particularmente en Ia villa de Aveiro: andavan en su compañia dos religiosas antiguas de aquel convento de Ias primeras en virtud y nobleza, y tenia para esto breve del Pontífice y licencia del Maestro General de Ia Orden. Llamavanse Doña Catalina, y Clara de Sylva, acompañadas de otras dos criadas, cuyos nombres eran Paula y Agustina, y de una negra que Ia havia pera hacer de comer. No permitia otro fausto, ni otra compañía su rara humildad. Tuvo allí el orden del Rey y partió sin dilación a obedecerle. Caminava en una litera cerrada y cubierta y cada una de Ias monjas en otra litera de Ia misma suerte. En Ias posadas salian y entravan en Ias literas sin ser vistas de nadie. Acompañada (por orden del Rey) del Obispo del Porto y de otras personas de cuenta, llegó a Alcobaça, y fué recibida deI hermano y de la tia con grandes caricias(17). Luego le propuso el Rey lo para que Ia havia llamado, pidiendola con mucha efficacia no se escusasse de un negocio de tantas conveniencias para su corona y declaróselas todas para inclinar su animo a lo que deseava. Quedó admirada Ia Princesa de tal novedad, porque era Ia cosa que menos pensava podria sobrevenirle, y por essa causa Ia havia tratado el Rey con mayor secreto. No quiso entonces oyr su respuesta, antes se fué y la dexó con Doña Felipa para que Ia persuadisse con mas espacio. Mostrola con muchas razones que no devia escusarse de un casamiento de tantas conveniencias, y combatió reziamente su constante animo. Pero el fuego de amor que Dios encendió en su alma no cedia punto a las olas de tan ordinarios combates. Quanto mas represado, tanto con mas fuerça se descubrian Ias llamas por Ia boca de Ia Sancta Donzella. Escusose constante a Ias
persuasiones no admitiendo Ia plática del casamiento. Fuesse Ia tia y quedó Ia Princesa si bien firme en su determinación, no sin grandes temores de Ia fuerça con que el Rey se empeñava en esta materia. Escrivió luego a Ia Priora de su convento de Aveyro (eralo entonces Maria de Atayde hija de Ia venerable Madre Beatriz Leitam) y a todas Ias monjas dél pidiendolas encaresidamente Ia socorriessen en sus oraciones en el lance mas apretado, que havia tenido en su vida
(18). Volvió el Rey al dia siguiente a persuadirla con mas instancia, alegando etras nuevas raçones para que / 321 / condecendiesse con su gusto. Proponiala: que no tenia hermanos, que se allava con un solo hijo, de muy pequena edad, sin esperanças de tener otros por las continuas enfermedades dela Reyna: que su propria vida andava en tan manifiesto peligro, como lo mostravan las trayciones que cada hora descubria contra su persona Real; que por todas estas raçones necessitava de mas fiadores para la seguridad del Reyno. Añadió a estas otras persuasiones de mucha fuerça; mas entendiendo de la respuesta que el animo de Ia Princesa estava cada hora más constante, trocó la blandura en amenaças. Con gran furia (no como hermano mas ya como enemigo) la amenaçó con prisiones. A las religiosas que Ia acompañavan mandó que se fuessen luego a su monasterio, pues eran las que persuadian a su hermana no le obedeciesse. Prohibioles la entrada en aquella casa, ni ablar con ella, que fué la mayor afflicion y sentimiento que tuvo entre tantas penas.

No hay arbol fixo, sino a quien baten muchas veces los vientos; con sus golpes más se endurece y mejor se arraygan. Tal se alIava el animo de la Princesa, más constante a los mayores combates. Recurrió a Dios con oraciones, ayunos, y disciplinas pidiendole constancia y victoria en tan cruel batalla; y privada de todo el consuelo humano, toda Ia esperança de su remedio ponia en él. Cuanto más crecian las opposiciones, tanto más crecia su firmeza, y la seguridad de que suplirian las fuerças divinas, donde de todo punto faltavan las humanas. Cuando se via más sola y sin amparo, más segura y confiada estava en la divina providencia. No faltó esta a su querida sierva porque cuando más furiosas andavan las olas desta tempestad, recibió un señalado consuelo de la mano deI Altissimo.

Estaba un dia en fervorosa oración derramando muchas lágrimas, y pidiendo a Dios constancia quando subitamente fué arrebatada de un leve sueño. En él se le representó un hermoso mancebo que con clara voz y semblante alegre la dixo: No temas, no te entristezcas: save de cierto que muerto es.(19).

Despertó la Princesa con un nuevo espiritu y alegria entendiendo que algun Angel enviado de Dios le havia dicho aquellas palabras. Dió infinitas alabanças a su divino esposo confortada con su gracia, y passada la noche en devotas oraciones, luego que amaneció se fué aI Rey su hermano. Dixole con gran confiança: que estava prompta a obedecerle, mas que el Rey de Inglaterra no vivia ya, con que no podia / 322 / effetuarse su voluntad. Que le suplicaba (si en esto la allase verdadera) entendiesse que no se servia Dios de que siguiese
otro camino que el empeçado.

Atónito el Rey de tales palabras y tal confiança, no respondió cosa alguna a ellas, antes sin apretar de nuevo a la Princesa esperó el fin de tal maravilla. Dentro de seis dias le llegó un correo deI Embaxador de Inglaterra residente en Lisboa. Avisavale haver Ilegado a aquel puerto un navio salido quimse dias antes de Inglaterra con nuevas de ser muerto el Rey dos dias antes de su partida. Quedó el Rey triste con Ia nueva, como pariente y amigo, mas sumamente maravillado de ver cumplida la profecía de su hermana; y sintiendo subitamente mudada la voluntad por virtud de Dios, reparava como Rey tan justo en tan admirable mysterio. Estuvo tres dias encerrado por la muerte deI Rey de Inglaterra(20). Passados estos se fué luego a ver con la Princesa, que dissimulando las persecuciones, que havia padecido, le salió a recivir con semblante apacible. Alló con el mismo al Rey, y despues de passadas algunas pláticas de admiración sobre el caso referido, Ia Princesa se hechó a sus pies. Pidió Ia hiziesse merced de no tratarla mas de casamientos pues tan experimentado tenía no servirse Dios de que ella mudasse estado. Dixole: que tenia viva fee en Dios quitaria la vida a todos los Reyes que la pretendiessen para esposa o se la quitaria a ella primero, que ninguna otra cosa deseava que ser esposa de aquel Rey que ha de vivir y reynar eternamente. EI Rey advertido por los sucessos passados no solo dió palabra de que assi lo haria, mas licencia para que bolviesse luego a su convento. Despidieronse con esso los dos hermanos: el Rey se partió para Lisboa, y la Princesa con sus dos compañeras se fué al Monasterio de Jesús su verdadero reposo y descanso (21). Fué en el recivida de la Priora y monjas con el gusto que se dexa entender de lo mucho que estimavam su persona y compañia.

Perseveró la Princesa en su sancta vida adornada de todas las virtudes, resplandeciendo singularmente en el amor de Dios y del proximo. Como era de tan pura y limpia conciencia, las culpas muy ligeras tenia por muy graves. En materia de vicios no hay pequeñeces que puedan menospreciarse. Brotan de una raiz muchos ramos en poco tiempo, / 323 / y una guija arrojada aI agua, turba su sossiego, y a una pequeña señal que primero hizo, suceden muchas una mayor que otra. Sus confessiones eran continuas; y muchas y grandes las mercedes que alcançó de Dios con la devoción deI sacrosanto mysterio de la Eucharistia. Muchos más gustos, y mas regalos alIava en elIa que el pueblo de Dios en el Maná sabores. En las tribulaciones este era su refrigerio, y en las flaquesas este su esfuerço. Para tales actos era continua la preparación que hacia. Trahia siempre consigo una bolsa de pano negro, y dentro un estilo de plomo y papel, donde escrivia todas las acciones que le parecian culpables. A la noche quando se recogia le copiava en otro que iva ordenando para la confession. Procurava por todos caminos evitar pecados publicos y escandalosos, particularmente de personas eclesiasticas y religiosas. Encaminavalos primero con blandura y secreto y si no aprovechava con rigor y publicidad. Deste zelo (fué entonces juycio comun) procedio la muerte, porque affirmaron muchos que una persona que publicamente vivia mal le dió veneno. Muchas veces fué amonestada por la Princesa que se enmendasse, y despues amenaçada con que por justicia la haria apartar de su pecado(22). Procuró pues librarse de la presecussión hechando veneno en un barro de agua que se le dió. Luego sintió rebueltos los humores, que arrojó en gran copia por vómitos y desde aquel dia quedó con las fuerças muy postradas, y el coraçón sujeto a profundas tristezas. Fuesele hinchando poco a poco el estomago, y deste accidente nació la enfermedad que le ocasionó la muerte. No le sucedió esta en Aveiro, sino quando salió de aquelIa villa por la peste que havia entonces en muchas partes deI reyno, y particularmente en elIa. Por esto creo que se le dió el veneno en Coimbra (adonde se retiró con su sobrino Don Jorge en aquelIa ocasion) assistiendo en el palacio deI convento de Santa Clara.

Haviendo cessado la peste bolvió a su convento de Jesús con su sobrino y casa, y las dos religiosas que la acompañavan siempre. En esta entrada profetizó su muerte. Sentándose un dia con la Priora y demás religiosas en la casa de la labor dixo (mirando a la Madre Clara da Sylva una de las que venian con elIa) estas palabras. Haec requies mea in saeculum saeculi (23). Cumpliose la profecia no solo en no / 324 / salir mas de aquel convento sino en morir dentro de poco tiempo. En tal estado la traian el fervor de sus penitencias y la fuerça del veneno!

Continuó la Princesa despues de vuelta a su convento con santa devoción, oracion, meditación y espirituales exercicios, como si verdaderamente la fuera revelado el dia de su muerte, que tanto se acercáva. Y aunque enferma en el cuerpo, cobrava cada dia nuevo vigor el espiritu, añadiendo nuevos exercícios de penitencias, ayunos, vigilias y lágrimas. Continuava en el Coro con Ias religiosas y ayudabalas en los divinos oficios, mostrandose la mas obligada en la assistencia y la mas humilde en las ceremonias. Compró muchos livros para el convento de singular doctrina para que se leyessen en refitorio y era su mayor gosto preguntar despues a las monjas las circunstancias de lo que havian oydo y lo que mas Ias havia agradado, y Ia misma deligencia hazia despues de oyr los sermones. La efficacia de sus oraciones fué grande como lo mostraron los effetos; por ellas y por sus sanctas palabras llenas de doctrina y espiritu convirtió muchos moros de los que la trahian de Africa no poco obstinados en los errores de su secta. Convertidos los acomodava y honrava y dava estado no como a esclavos, mas como a libres y hijos de la Iglesia. De tal suerte se dolia de las miserias y pecados agenos, como si fuessen propios; atromentavase con rigurosas disciplinas y largas vigílias, y procurava que otras hiziessen lo mismo pidiendo a Dios librasse a algunas personas del mal estado en que se allavan. Seria repetir todo lo ya referido hazer memoria de los sanctos exercicios de la princesa despues que bolvió a su convento asta cumplir los 39 anos de su edad. Tuvieron solamente de differencia de los passados el parecer que los hazia con mayor rigor y mas alentado espíritu.

Llegado el tiempo en que Dios quiso poner remate a los trabajos y vida corporal de su esposa, reveló las cercanias de su muerte a differentes personas; de tres solas haré me moria aqui... En el mes de Noviembre deI año de 1489. Estando la Priora Maria de Atayde en su cama ni bien dormida, ni de todo despierta le pareció ver a la princesa en el Coro con el rostro y vestidos llenos de resplandor y hermosura, adornada de muchas piedras preciosas y que con voz clara y excelente cantava la calenda de aquel dia refiriendo las muertes de los sanctos, y que otra voz entonava juntamente la palabra Mors, y que subitamente era arrebatada la Infanta (24) / 325 / [Vol. XVIII - N.º 72 - 1952]

Refiriola despues el sucesso, a que ella como tan cierta de la cercania de su fin, no turbada mas con rostro alegre y risueño respondió: Soltarse ha Madre o vosso sonho porque eu morrerei cedo, e esta voz diz que me aparelhe para andar aquelle caminho. No se pierdan sus palabras pues quedaron escritas de quien se las oyó. Una religiosa antigua y adornada de grandes virtudes llamada Violante Rodriguez de las primeras que entraron en aquella casa en el mes de deziembre deI mismo año(25).

(El manuscrito termina aqui a media página deI folio 62 y faltando aun otros dos folios con sus vueItas que están en bIanco).

D. JERÓNIMO DE MASCARENHAS

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(1)«e ẽ a correa da Roca a mãdou screver. a saber. discite a me. quia mihis sũ. etc.» lbid., pág. 116.

(2)«AIgũus scravos e scravas mouros que lhe dera e mãdara el rrey seu padre que trouxe da tomada dos lugares de afryca... ẽ breve tẽpo hos trouxe e fIez cõverter aa sancta ffe Catholyca e baptísmo.» lbid., pág. 119. 

(3) − «No outro dia depois de tẽer Recebido ho avi to esta Senhora Como se soube per esta vylla e veyo aas orelhas da Senhora dona ffelipa tia sua que ainda stava na vylla ẽ suas pousadas e a vinha ameude visitar.» lbid., pág. 121.

(4)«Ajũtan sse logo sẽ mays. tardar de todas as Cidades e villas Principaes do Regno certos Cidadãos e pessoas principaaes cõ seus tabaliaães de Cada lugar e vierõ sse a esta villa aa Roda deste moesteiro. E mandãdo chamar a Santa madre britiz leytoa prioressa. disserõ lhe cõ grãde Ira e sanha ho grãde disprazer do que era ffeyto tiinhan cõ muitas pallavras desordenadas desta tã desarrazoada Cousa que aviia feyto seer ousada cortar os Cabellos.» lbid., pag. 121. 

(5)«E entrãdo dentro neste moesteiro. e cõ elle algũus poucos. e assy o dito bispo ẽ sua cõpanhya. ho princepe furybũdo e muy descõtente se demostrou aa madre prioressa britys leytoa do que presumira assy fazer aa If'fante sua Irmãa.» Ibid., pág. 123.  

(6)«Tornou outra vez ho princepe de novo aa Senhora Hante que leixasse ho avyto e se tyrase de aquella openyam. dizẽdo elle e o dito bispo por parte del rrey pallavras muy asperas. e a tanto pro Ronperom que vierõ a dizer cõ ynpeto e sanha que determinadamẽte lhe Rõperyã hos avytos que vestidos tinha.» lbid., pág. 124.

(7)«Forõ juntos algũus bõos e certos fysicos. Como cõviinha pera tal Senhora porque suas doẽcas Recreciiã e nõ melhorava.» Ibid., pág. 124.

(8)«Determinarõ todos os fisycos que a viiam e curavã. E aos que sua ẽformacã ouviiã, tinha ho figado e Riins muito danados quasy podres», lbid., pág. 125. 

(9) «Tomou a dita Senhora ho avyto que tiinha vestido. E cõ muita Reveréca ho beyjando pose o sobre ho altar do seu oratorio onde ouvia myssa. E cobrindo sua mantilha. ẽvurylhou se toda ẽ ella Como pessoa que se achava desnuda e desacõpanhada de hũu vestydo e cubertura muy prezada loucâa e Ryca.» lbid., pág. 127.  

(10)«Querẽdo ho Senhor deus põor termo e ffim aas grãdes fortunas trabalhos e fadigas cõ mestura de Infermidades do Crystianissymo servo seu El rrey dom affonso quinto padre desta Senhora princesa a Ifante dona johana nossa senhora. aprouve lhe de o tyrar desta miseravel vida. E levar pera a sua gloria...». lbid., pág. 134.

(11)«Naceo no ãno do Senhor de Mil quatrocẽtos. oytenta e hũu. Sabado vespera de Santa Clara. E entroo neste mosteiro de Jhesu nosso Senhor pera se ẽ elle e ẽ Casa da Senhora Iffante sua tya se crriar. No entrou mais cõ elle nẽ steve salvo hũa soo ama. que lhe dava ho leyte. molher desta vylla». lbid., pág. 135:-

(12)«ẽ dia de Santa Cateryna virgem e martir ẽ que tinha muy syngular devacõ, dia ẽ o qual a dita Senhora comũgara cõ todas as Irmãas Como sẽpre faziia. depois da Missa do convento ella se foy soo ao Coro». lbid., pág. 137.

(13)«antre os quaaes ffoy ho Rey dos Romaãos. E o ffilho do emperador. que muy afycadamẽte a mãdou Requeryr pera Casamento, no que muito Insystía cõ affycados Rogos e promessa.». lbid., pág. 128.
      Tampoco aqui da el Códice de Aveiro los nombres deI Rey de Romanos, que aspiraba a la mano de Dona Juana, y de la Emperatriz su madre, que MASCAREÑAS dejó en blanco.
      Este Rey de Romanos, primo hermano de Dª Juana, tiene que ser Maximiliano I, hijo del emperador Federico III y de su mujer Dª Eleanor, hija del rey Eduardo, de Portugal, y, por lo tanto, hermana de Afonso V.»

(14)«da qual sayndo hũu dia cõ grande cõfyanca e certa Sperãca ẽ deus como pessoa a que divinalmente per deus fora Revellada a Reposta... que se servico de deus fosse. E o dito Rey de franca aaquelle tẽpo. e naquelle dia vivo era. a ella lhe prazia Consetir no tal casamẽto». Ibid., pág. 128.

(15)«Outro tanto e per esta meesma maneyra conteceo a ell rrey de yngraterra o qual Rey nõ avẽdo muitos tempos que tiinha guerra de fogo e sangue muy crua per mar e terra a este Regno de portugal. socedendo ao Rey que esta guerra faziia outro Rey que viinha da lynha e Casa Real dos Reys de portugal. lbid., pág. 128.
        También aqui omite el Códice de Aveiro los nombres de los monarca ingleses que Mascareñas dejó en blanco, aI igual de los anteriores, los cuales deben ser Eduardo V, hijo de Eduardo IV y de Isabel Vydville, que fué asesinado en unión de su hermano Ricardo, Duque de York, en 1483, poco después de haber muerto su padre en el mismo ano, lo que explica lo inesperado de este sucesso para el monarca portugués D. Juan II.

(16)«Foy sse a dita Senhora a alcobaca. Como Ja disse per mandado dell rrey seu Irmaão que Como a Senhor seu temiia e obedeciia. onde ja estava sperãdo cõ a Senhora dona ffelypa sua tya.» lbid., pág. 130.  

(17)«Como chegou ao dito lugar dalcobaca. veeo logo aa sua pousada. onde nom ẽtrou senon ell rrey. e a Senhora sua tya. Prepos logo ell rrey aa Senhora Iffante sua Irmãa ho negocio a que viiera E mãdara a ella viir a aquelIe lugar». lbid, pág. 130.

(18) − «Screveo logo suas Cartas muy humyldes e piedosas aa madre prioressa Ja dita Maria datayde. E a todas madres e irmãas suplicãdo e pidindo lhes affycadamẽte lhe socorrã e ajudem cõ suas santas oracões em que muyto cofyava». lbid., pág. 131.

(19)«E vyo hũu fremoso e splandecente mancebo. o qual cõ clara e Resplandecẽte face e Iedo gesto lhe disse Nom temas nẽ sejas triste. Sabe certo que morto he». lbid., pág. 132.

(20) −  «depois de estar tres dias ẽCarrado por a morte do sobredito Rey de yngraterra. ssayo e ffoy vysitar a Senhora Iffante sua Irmãa». Ibid., pag. 134.

(21) −  «A Senhora Iffante nossa Senhora partyo logo pera esta vylla daveyro e moesteyro seu de Jhesu onde era todo seu Repouso e descãsso.» Ibid., pag. 134. 

(22)«A dita Senhora mãdou ameacar as ditas pessoas cõ Rigor de Justyca..... ẽ bebendo hũu pucaro dauga donde sse nõ temiia nõ ho sabẽdo entõ nẽ a dita Senhora...... E pouco e pouco ynchando do stamago e vẽtre.» lbid., pág. 139.  

(23) −  «oolhando pera a madre Clara da Sylva que cõ a dita Senhora viera. disse lhe cõ hũu muy profũdo suspiro do Coração Clara. hec Requies mea ĩ seculum seculi.». lbid., pág. 139. 

(24) −  «No ãno do Senhor de Mil. quatrocentos. e oytenta e nove. No mes de novẽbro. a muito virtuosa madre maria datayde prioressa deste moesteiro de Jhesu nosso Senhor. hũa nocte Jazẽdo ẽ seu leyto. nõ bem esperta nẽ de todo dormĩdo......... E em a dizẽdo viinha e ouvia hũa muito alta e grãde voz da Igreja e altar moor, que dizia mors. E como esto se disse, sẽ ver nẽ saber per quẽ...... a Senhora Iffante muy toste e supytamẽte desparecia e era levada.» Ibid., pág. 143.  

(25) −  «vyolante Royz. das primeiras Religiosas desta Casa. No mes de desẽbro do ãno sobredito ẽ que esta Senhora nossa adoeceo. de. quatrocentos. oytenta e nove. estando hũa noyte depois das matynas ẽ devota oraçõ segundo costumava. supitamẽte a tomou hũu leve sõpno. no qual de todo nõ dormyndo. nẽ de todo esperta. viia na Casa ẽ que a dita Senhora ffoy lancada e falleceo.» Ibid. pág. 143.

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